Supongamos que te encuentras esperando en una fila de personas. De pronto un extraño se coloca subrepticiamente por delante tuyo. ¿Qué haces al respecto?: ¿No te complicas y lo dejas estar; reaccionas de forma airada o le pides tranquilamente que se ponga detrás tuyo?
La primera reacción sería pasiva; la segunda, agresiva; la tercera, asertiva, la que nos ocupa.
Según la RAE, una persona asertiva es aquella que “que expresa su opinión de manera firme.”
La asertividad es una actitud tan antigua como el hombre. En la antigüedad clásica quedaba expresada en la frase “Nec Temere, Nec Timide”, expresión latina que se traduce como “Ni precipitada ni tímidamente”.
Ya Aristóteles en el Libro III de Ética a Nicómaco expresa que el hombre virtuoso no es temerario ni tímido, sino valiente.

El lema “Ni precipitada ni tímidamente” es utilizado por diversas instituciones, entre ellas la ciudad polaca Gdansk.
Conocer los límites
Como expone la psicóloga Laura Rojas-Marcos, “la asertividad está directamente relacionada con los límites. Es el arte de saber decir “no” y sentirse a cómodo con ello. Saber qué quieres, qué no quieres y cómo expresarlo”.
Así, la asertividad es una perspectiva de conciencia que nos permite comunicar y hacer valer con equilibrada firmeza nuestro punto de vista, nuestras ideas, nuestros intereses y nuestros derechos desde el respeto de los de los demás. Es un punto de equilibrio vital que nos permite sentirnos bien con nosotros mismos de forma sostenible.
Asertividad no es lo que haces, es lo que eres”. Shakti Gawain, escritora estadounidense.
La persona asertiva debe saber qué quiere y a su vez comprender que ese objetivo debe ser consecuente con el respeto hacia su entorno. Para ser verdaderamente asertivos no sólo hay que hacerse valer, también se debe obrar de buena fe, ser justo, ponerse en el lugar del prójimo y conducirse con tolerancia.
Por tanto, la asertividad requiere seguridad en quién se es y qué se quiere; coherencia interna: sentir, pensar y actuar de forma cohesionada y verosímil.
Se trata de una virtud sustentada sobre la inteligencia emocional y la empatía, y se da desde nuestro fuero interno proyectada hacia la comunicación con los demás.
Los tres estilos básicos de la comunicación
A grandes rasgos existen tres estilos comunicativos (sobre los cuales se pueden considerar variaciones): el pasivo, el agresivo y el asertivo. No son ámbitos estancos, sino que cada persona tiende a mostrar distintas actitudes en función de sus circunstancias, aunque pueden detectarse tendencias generales de acción.
El estilo pasivo suele ser la tendencia comunicativa habitual de quienes no defienden firmemente sus propios intereses y evitan expresar tanto desacuerdos como sus sentimientos. La inhibición propia de este estilo tiene sus ventajas, pues tiende a minimizar el rechazo y la confrontación con terceros, pero a su vez suele generar indefensión y poco control sobre el devenir propio.
El único estilo de comunicación saludable es la comunicación asertiva.” Jim Rohn, empresario autor y orador motivacional estadounidense.
El estilo agresivo, por contra, suele llevar a querer imponer el criterio e intereses de uno mismo sobre los de terceras personas, desde una falta de empatía hacia ellas. Esta dinámica de actitud puede suponer una ventaja competitiva, pero alimenta la confrontación y crispación.
El estilo asertivo es el único verdaderamente coherente, pues fluye a través de un respeto y consideración bilateral: hacia nosotros mismos y hacia los demás. Es una forma de proceder justa y que da sus réditos a largo plazo, tanto a nivel interno como externo.
La comunicación asertiva es honesta, creíble, transparente y equilibrada.
Asertividad y empatía
Cabe destacar la importancia de la empatía como base de la asertividad. La empatía implica ponerse en el lugar del otro, valorar lo que puede inferirse de sus circunstancias para entender sus razonamientos y conductas, actitud que es requisito indispensable para poner en práctica la asertividad.
No podemos ser verdaderamente asertivos sin interesarnos honestamente por los demás.
Ser pasivo es dejar que otros decidan por ti. Ser agresivo es decidir por los demás. Ser asertivo es decidir por ti mismo”. Edith Eva Eger, autora húngara.
Fuentes:
- “Ética a Nicómaco, Libro III ” Aristóteles
- expandetumente.com
- grupobcc.com
- psicoterapeutas.com
- somosinteligenciaemocional.com
- actiweb.es
- menteplus.com
- Wikipedia