El Parlamento Europeo ha publicado el informe “Human health implications of organic food and organic agriculture”, que desglosa las consecuencias de los alimentos ecológicos y la agricultura ecológica en nuestra salud.

En el mismo, se ha investigado no sólo sobre si el resultante de este tipo de producción de alimentos es más saludable, sino también acerca de qué sistema de producción es más sostenible.

La perspectiva agroecológica sobre cómo prevenir y combatir plagas y enfermedades en la producción de alimentos reduce la exposición a estos tóxicos tanto a los productores como a los consumidores.”

Este informe analiza las pruebas científicas existentes sobre el impacto de los alimentos orgánicos en la salud humana. Su investigación indica que los alimentos orgánicos pueden reducir el riesgo de enfermedades alérgicas y obesidad, aunque debe tenerse en cuenta que los consumidores de alimentos orgánicos tienden a tener patrones dietéticos más saludables en general.

Cabe reseñar que en la agricultura orgánica el uso de plaguicidas está restringido, circunstancia que debe considerarse desde la perspectiva de que según diversos epidemiológicos existen efectos negativos de ciertos insecticidas sobre el desarrollo cognitivo infantil.

Hojas de Moringa orgánica, con una concentración de macro y micronutrientes superior.

Hojas de Moringa orgánica, con una concentración de macro y micronutrientes superior.

Según la UE, estos riesgos se pueden minimizar mediante la ingesta regular alimentos orgánicos, especialmente durante el embarazo, y a través de la introducción de una protección vegetal no plaguicida en la agricultura convencional.

Según los aún escasos estudios que han investigado directamente los efectos de los alimentos orgánicos en la salud humana se concluye que éstos aportan beneficios al provocar un menor riesgo de alergias infantiles, de disminución de sobrepeso y obesidad en adultos y de menor incidencia en linfoma de Hodgkin.

Estudios epidemiológicos sobre el efecto de agrotóxicos como insecticidas y pesticidas, restringidos en la agricultura ecológica pero no en la convencional, señalan su efectos negativos de en el desarrollo de las funciones cognitivas.”

Los patrones dietéticos propios de los consumidores de alimentos orgánicos se han asociado con un menor riesgo de diversas enfermedades crónicas, incluyendo la diabetes y las enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, está probado que los consumidores regulares de alimentos orgánicos tienen un menor riesgo de estas enfermedades en comparación con las personas de alimentos producidos convencionalmente.

Cuando se hace una comparativa de los nutrientes de alimentos ecológicos y alimentos convencionales, se obtienen los siguientes datos:

  • Los alimentos ecológicos tienen mayor contenido de vitamina C.
  • Los alimentos ecológicos tienen mayor contenido en vitamina E.
  • Los alimentos ecológicos tienen mayor contenido de vitamina A (β-carotenos).
  • Los alimentos ecológicos tienen mayor contenido en fenoles, sustancias que juegan un papel muy importante en la prevención de enfermedades como las cardiovasculares, neurodegenerativas o el cáncer.
  • Los alimentos convencionales tienen mayor contenido en metales tóxicos como el cadmio.
    Los alimentos ecológicos de origen animal tienen mayor contenido en omega 3.
  • Los alimentos convencionales que provienen de la producción animal desarrollan bacterias resistentes a los antibióticos (restringidos en producción ecológica). El uso de antibióticos en la cría convencional de animales representa una preocupación para el Parlamento Europeo y la OMS, porque interfieren con los tratamientos médicos en las personas y se crean bacterias resistentes a los antibióticos. Está considerado como un riesgo de salud pública.
  • Por otra parte, estudios epidemiológicos sobre el efecto de agrotóxicos como insecticidas y pesticidas, que están restringidos en la agricultura ecológica pero no en la convencional, señalan los efectos negativos de los productos fitosanitarios en el desarrollo de las funciones cognitivas (memoria, atención, planificación, aprendizaje, orientación, lenguaje, razonamiento…) de los niños según los niveles actuales de exposición a estos químicos. Estos riesgos tan serios pueden ser minimizados con el consumo de alimentos ecológicos, especialmente durante el embarazo y la infancia.

La agricultura ecológica evita el uso de muchas sustancias tóxicas que son habituales en la agricultura convencional. En la imagen, aplicación de preparados biodinámicos en la Plantación Yguá.

Agricultura orgánica y salud humana

Según la EFSA, en la agricultura convencional hay 28 sustancias categorizadas como carcinógenas, 2 categorizadas como agentes mutagénicos del ADN, 28 son tóxicas para el sistema reproductivo y 5 son disruptores endocrinos”.

“Human health implications of organic food and organic agriculture” indica que los consumidores de alimentos orgánicos tienen una exposición alimentaria comparativamente baja a plaguicidas, lo cual es deseable desde un punto de vista de salud humana.

Los patrones dietéticos propios de los consumidores de alimentos orgánicos se han asociado con un menor riesgo de diversas enfermedades crónicas.”

Este informe apunta que existen indicios sólidos de que los cultivos orgánicos tienen un contenido de cadmio inferior al de los cultivos convencionales, debido a diferencias en el uso de fertilizantes y a la materia orgánica del suelo, lo cual es muy relevante para la salud humana.

Este metal tóxico se encuentra en mayores cantidades en los cultivos convencionales debido al uso de abonos y fertilizantes sintéticos. El cadmio se acumula en el hígado, riñones y en el tracto gastrointestinal, provocando todo tipo de efectos adversos sobre la salud. Estos son:

  • Anemia.
  • Diarrea.
  • Problemas durante el crecimiento.
  • Anomalías en los huesos (osteoporosis, osteomalacia).
  • Daño renal.
  • Decoloración de los dientes.
  • Enfisema pulmonar.
  • Infertilidad.
  • Daños en el sistema nervioso central
  • Daños en el ADN.
  • Daños del sistema inmunológico
  • Desarrollo de cáncer.

Además, el cadmio puede acumularse en en ecosistemas naturales principalmente de ríos y suelos donde es absorbido por las plantas y los animales que viven en estos entornos y de ahí pasar a la cadena alimentaria. Otro gran perjuicio del cadmio es el daño causado en microorganismos beneficiosos del suelo para la fertilidad de la tierra y de las lombrices. Por eso la utilización de fertilizantes sintéticos que hace la agricultura convencional está asociada al empobrecimiento de la materia orgánica de los suelos y a su baja fertilidad.

Varios alimentos orgánicos tienen un contenido aproximadamente 50% más alto de grasas omega-3 que el de sus equivalentes convencionales”.

En la Unión Europea hay 389 sustancias aprobadas para el uso en agricultura convencional frente a 35 para el uso en agricultura ecológica. Según la EFSA, de estas sustancias hay 28 que están categorizadas como carcinógenas, 2 categorizadas como agentes mutagénicos del ADN, 28 son tóxicas para el sistema reproductivo y 5 son disruptores endocrinos, todos ellos se usan actualmente en agricultura convencional pero no en agricultura ecológica.

La perspectiva agroecológica sobre cómo prevenir y combatir plagas y enfermedades en la producción de alimentos reduce la exposición a estos tóxicos tanto a los productores como a los consumidores y esto también revierte en un menor gasto público para hacer frente a los problemas de salud causados por los pesticidas de la producción convencional.

El objetivo de esta investigación es abrir el acceso al conocimiento actual sobre los alimentos ecológicos y la producción ecológica y cómo contribuyen a la mejora de la salud humana y medioambiental”.

La agricultura orgánica y biodinámica promueve la biodiversidad y causa impactos positivos a nivel socio-económico, que se pueden medir y cuantificar.

La agricultura orgánica y biodinámica promueve la biodiversidad y causa impactos positivos a nivel socio-económico, que se pueden medir y cuantificar.