En la imagen superior, Julia Isídrez esculpe una hoja de Moringa sobre una taza de barro en su casa / taller.
El tiempo fluye en armonía cuando se invierte en crear, en animar un elemento tan natural y puro como el barro, resultado de la fusión de la tierra con el agua.
Así vive las horas la escultora paraguaya Julia Isídrez en su Casa Museo Arte en barro de de Itá, enclave significado por su producción ceramística indígena y colonial, ubicado a unos 40 kilómetros de la capital del Paraguay, Asunción.
Soy hija de la ceramista famosa Juana Marta Rodas, y yo soy la última de la familia que usa esta técnica”.
Diversas esculturas, fruto de la imaginación y el arte de Julia Isídrez, en su casa museo de Itá.
Julia es heredera de las técnicas escultóricas guaraníes. A ella le fue revelado el secreto del barro y la belleza de sus formas, esculpidas a mano y quemadas en hornos tradicionales, que le fue trasmitido a través de su madre, la célebre escultora Juana Marta Rodas.
Trabaja sobre barro negro, que pinta “con arena roja especial”. Gracias a ello a sus propiedades estéticas aúna la falta de tóxicos, de forma que sus vasos, tazas y platos artesanales pueden ser utilizados para comer y beber en ellos.
Según Ticio escobar, Director del Centro de Artes Visuales / Museo del Barro de Asunción, “se dedican a la cerámica, una tradición que en el Paraguay, a través del vínculo madre/hija, arranca de la cultura indígena prehispánica, atraviesa la experiencia colonial y desemboca en un espacio cruzado por imágenes modernas”.
Julia ha conservado las ancestrales técnicas guaraníes, a las que ha aportado su personalidad propia y el valor añadido de una imaginación prolija, sobre la que fluyen animales imaginarios y formas oníricas, que toman vida en el barro y el fuego.
Juana Marta transmitió a su hija el conocimiento y las técnicas de la alfarería, y hoy día ella se dedica a la cerámica como su principal ocupación.”
Cartel que preside la entra a la Casa Museo Arte en barro de de Itá,
La cerámica campesina es una de formas destacadas de expresión popular; entreteje la alfarería guaraní precolombina, de calado tanto ritual como doméstico, con la fusión colonial que se desarrolló durante siglos en las misiones jesuíticas y los pueblos provinciales.
El talento de Julia y de su madre Juana cuenta con abundante reconocimiento internacional, forjado sobre exposiciones, desde 1.976, en centros culturales y en museos, como la Galería de la Unesco, en París; la Bienal del Mercosur, en Porto Alegre, Brasil; la Muestra Internacional de Artesanía Tradicional, de la Universidad Católica de Chile; el Museo de Artesanía de Corrientes-Argentina; y la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de Madrid.
La obra de madre e hija ha sido distinguida con reconocimientos como el Premio de la Bienal Martel de Artes Visuales; el Premio Villa de Madrid; el Premio Principal “Príncipe Claus” para la Cultura y el Desarrollo, en Países Bajos; el Premio Mejor Artesano Tradicional otorgado por la UNESCO, así como otros galardones.
Pieza zoomorfa de Julia Isídrez expuesta en la Fundación Cartier, en París.
